Hay seres que no tienen voz pero que sí cuentan con interlocutores, con gente interesada en su bienestar y protección. También hay quienes hoy les otorgan derechos que siempre han tenido pero que varios olvidan. Y están, desafortunadamente, los que a pesar de esos derechos y el respeto que nos merecen, los agreden, lastiman y matan, a pesar de que confían en nosotros.

No estoy hablando, como algunos se imaginan, de seres humanos, me refiero a los animales que nos acompañan todos los días, que están presentes en nuestras casas, en nuestros trayectos al trabajo, que son amigos y miembros de nuestras familias, o al menos de algunas. Esos compañeros habituales y necesarios son los seres sin voz, pero con sentimientos, afectos e inteligencia.

Se han aprobado leyes y reglamentos para regular el trato a los animales de compañía y otros, lo que implica en la ciudad de México que además de imponer multas a se puede llevar a prisión a quien hiera o provoque la muerte de un animal. Se ha tenido que llegar a esto no sólo para proteger a los seres sin voz, sino para tratar de reeducar a los que sí la tienen pero cuya saña puede derivar en otras conductas criminales. Claro, se podría evitar si en lugar de reeducar se invirtiera más en que los niños aprendieran el valor de la vida y el cuidado que merece, no sólo en sus escuelas sino en sus hogares.

Con lo que vemos hoy en día en el país en materia de inseguridad, es mayor el énfasis que debemos poner en cambiar las conductas que puedan llevar a jóvenes a convertirse en criminales y, aunque a algunos les parezca exagerado, eso empieza con el trato a los animales. Los cuidados que demanda tener un animal de compañía y el respeto a sus sentimientos y vida son parte de una cultura de valores donde encontramos también el respeto hacia nosotros mismos.

Hoy tenemos leyes que protegen a los animales, como también leyes que regulan el trato entre los miembros de una comunidad. Sabemos que al infringirlas hay un castigo, pero a veces eso no es un impedimento para hacerlo, sin embargo, el mismo trato y respeto que exigimos de otros es el que recibiremos de acuerdo con nuestra actitud frente a los demás, incluidos los animales. Y quien no lo crea así, que no se sorprenda cuando una bestia que habla y se ve como uno le demuestre lo contrario.

Una opción para el cuidado de tus mascotas cerca de ti la encuentras aquí