
No necesariamente será obsoleto
El concepto “obsolescencia programada” se refiere a determinar o programar la vida útil de un producto, es decir, consiste en que después de un periodo de tiempo calculado previamente por el fabricante o la industria durante el proceso de diseño de dicho producto, éste se ha de volver obsoleto, no funcional, inútil o inservible.
El objetivo de la obsolescencia programada es promover la compra frecuente en aras de obtener mayores ingresos. Además de los análisis económicos y sociales, esta situación es abordada desde el punto de vista de las consecuencias medioambientales debido a la acumulación de residuos y la contaminación consecuentes.
Muchos consumidores no ocultan lo molesto de este fenómeno, que los obliga a comprar productos nuevos cada cierto tiempo. Los electrodomésticos son un ejemplo de esta obsolescencia programada que no es la única, ya que existe también las obsolescencias “percibida” y de “especulación”.
La obsolescencia “percibida” se presenta cuando el producto no necesariamente deja de funcionar adecuadamente, sino cuando cambia su diseño. El “nuevo aspecto” por decirlo de una forma sencilla hace que los consumidores perciban que tienen productos viejos o anticuados, y, en consecuencia, pueden tener el temor de que pronto fallarán, o peor aún, se convierten en víctimas de la presión social. Un ejemplo de este tipo de obsolescencia se presenta en la ropa, cuando surge la sensación de apresurarse a adquirir “ropa de temporada”.
Por su parte, la obsolescencia “de especulación” es la que se desenvuelve en el sector de las computadoras, teléfonos celulares, tabletas y similares. Conduce al público a pensar que han adquirido el mejor producto posible, pero en pocos meses aparece en el mercado otro con una pantalla un poco más grande, con mayor resolución, mayor memoria, mayor capacidad de almacenaje, etc. y si bien tales mejoras son reales no se debe perder de vista que muchas veces son en proporciones muy pequeñas, prácticamente insignificantes, con el objetivo de aumentar las ventas.
Ahora bien, existen opciones para combatir a la obsolescencia. Mencionamos que en el primer tipo de ésta, o el más básico, la “programada”, los productos más afectados son los electrodomésticos. En este ámbito tenemos como recurso para proteger tanto la economía del consumidor como el medio ambiente, a la reparación, acción que nos permite prolongar la vida útil del producto y evitar residuos industriales y consumo de materias primas. Aquí te dejamos opciones de este servicio.
En lo que concierne a las obsolescencias percibida y de especulación, el recurso se asienta en cuidar y cambiar, si es necesario, nuestra actitud como consumidores y ciudadanos. Podemos lograr grandes cambios con sólo reflexionar si realmente necesitamos algo antes de realizar la compra, o bien, recurrir a las ventas de segunda mano que en muchas ocasiones manejan productos en buen estado, siempre dedicando tiempo y cuidado al proceso de compra si se escoge esta alternativa.
Gracias por la información.
Debemos ser más consientes de lo que adquirimos.